Lo que tienen en común la poeta y performer Emmy Hennings, intempestiva y radical, alma mater del dadaísta Cabaret Voltaire; la sarcástica, anarquista y bisexual Anna Höch («primero se tiene que saber ver»); la visionaria Grete Stern, que interpretaba sueños contados por seres oprimidos (mujeres reales en su mayoría), y la enigmática y melancólica Pilar Lara (sin ideas, «el artista no superará nunca la fase de la confusión»), es que todas ellas, además de ser mujeres polifacéticas, cultas y valientes, son referentes en el arte mágico del ensamblaje y la intervención de objetos. A sus vidas y sus obras dirigió sus señales luminosas este jueves la artista plástica Miriam Martínez Abellán (Cieza, 1978), recolectadora de antigüedades y habilidosa en los juegos visuales, en una magnífica conferencia en el Centro Párraga de Murcia, donde se preguntó si tiene el collage el lugar que se merece en el mundo del arte. Es evidente que no.
Martínez Abellán, fascinada por los vertederos y las ferreterías, ha explorado en su trayectoria artística todas las posibilidades del collage, una forma de expresión que define como un gran contenedor de reciclaje. «A veces hay que dejarse encontrar por los objetos», insinúa sobre su fetichismo. Cada una de sus obras entronca con el concepto de sostenibilidad y en muchas indaga en el cuerpo humano, en el desnudo. Una huida de la mirada masculinizada sobre las cosas, una ruptura con discursos que cosifican a la mujer. Una mirada femenina sobre la vida que, como esas artistas de primeros del siglo XX que deseaban subvertir la moral burguesa y a las que el sexismo no les permitía ver el mundo desde la primera fila, hoy es tan necesaria como antes. Porque, según Martínez Abellán, cada rasguño habla de nosotras.
A través de estos trabalenguas en imágenes, la ciezana, también pianista y profesora de Música en Secundaria, aúna en esta técnica emocional su creatividad y su imaginación. Sus collages con mensaje tienen mucho de musicales, por las armonías de colores, por la cadencia de las imágenes compuestas. Fascinada por el término «contemporáneo», su presteza para mezclar realidades ha dado como resultado decenas de exposiciones –la más reciente, ‘Hand motif’–, carteles, portadas de fanzines, libros y discos –es inventora de la ‘discopatía’–, los carnés de autor de la Biblioteca Regional y su participación en ferias internacionales de collagistas. Hablar de la belleza –también de lo imperfecto–, del tacto ausente, del vacío social y de las estructuras resquebrajadas es posible a través del collage, y Miriam Martínez Abellán, perfeccionista, sugerente, delicadísima… es digna sucesora de esa estirpe de mujeres que cortan con lo que no las identifica y que siguen con sus vidas. «’Life is a collage’». «¡La vida es un collage!».
Artículo de Manuel Madrid
Fuente: LV
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