Miriam Martínez Abellán es artista visual y profesora de Secundaria. Licenciada en Historia del Arte y Diplomada en Piano por el Conservatorio Superior de Música de Murcia. Amante del collage analógico, del vintage y el reciclaje, encontró su verdadera expresión artística en esta técnica. Crea un universo plástico delicado y genuino, donde reinventa y transforma realidades. En sus conceptos predomina la figura femenina, una intensa reflexión sobre la misma, que se entremezcla con mensajes irónicos y sociales. Un halo de surrealismo mágico y cierta nostalgia acompaña toda su obra. Los objetos que suelen aparecer en sus obras adquieren el valor de auténticos símbolos-fetiche propensos a múltiples lecturas. También trabaja con la intervención de los mismos creando una especie de collage tridimensional a los que designa como poemas-objeto: “Estamos ante una forma fronteriza entre la literatura, la poesía y el arte. Transformar objetos cotidianos en símbolos y metáforas es un juego divertidísimo que me seduce sobremanera. A menudo suele descolocar al espectador, pero activa su mirada”.
Con una agenda tan llena casi como la de una cantante de ópera ya tiene cerradas varias exposiciones. La Galería Modus Operandi, en el barrio de las Letras de Madrid, le espera el 28 de marzo con la muestra Hand Motif: “Es una apuesta muy personal relacionada con la crítica social y la reflexión sobre las conductas del ser humano. Quiero conseguir que cada pieza transmita una sonoridad disonante, como el acorde de Tristán de Wagner que inició el atonalismo y la imagen de una mano será el leitmotiv”. Asimismo, continúa aportando sus diseños para cartelería, carátulas de CDs, portadas de libros y revistas culturales, encargos para proyectos de interiorismo así como conferencias además de labores de comisariado. Sin ir más lejos, uno de sus collages será portada de la Antología Poética de Magdalena Camargo Lemieszek, finalista del Premio Adonais en 2015, y se muestra apasionada con otra exposición que prepara en el Museo de SiyÂsa de Cieza sobre kintsugi, la delicada técnica japonesa de arreglar piezas rotas de porcelana, “va a suponer una gran metáfora sobre la reconstrucción y deconstrucción emocional”.
¿Qué encontró en la disciplina del collage? ¿Qué le hizo inclinarse por él?
Al collage llego por una necesidad expresiva cuando ya ejercía como profesora en Secundaria. Indagué en la pintura, pero pronto me hipnotizó la inmediatez para transformar la realidad que ofrece esta técnica y su lado más lúdico. Yuxtaponer elementos inconexos, unas piernas sobre una cabeza, por ejemplo; arrugar papel, rasgar, romper, me resultaba muy divertido e inspirador. Comencé a experimentar con todo tipo de recortes y materiales, y el resultado vanguardista y transgresor que respiraban las composiciones me terminó de enganchar. He sido muy intuitiva y autodidacta en este camino. Definitivamente, es un lenguaje con el que me siento cómoda, fluye esa naturalidad necesaria. En esta forma de crear participan el azar, el apropiacionismo, el error, la reinterpretación de la vida de una forma totalmente libre. Disfruto mucho con ello.
Sus obras respiran frescura, en ellas aglutina varios referentes desde el arte, la moda, la mujer, el erotismo, así como otras cuestiones relacionadas con el ser humano… ¿Nos puede hablar sobre su método de trabajo y cómo se enfrenta a él al comenzar sus obras? ¿Cómo define su proceso creativo?
Le doy importancia a la idea. A veces esto llega a ser más relevante que el propio resultado, por ello me identifico con lo que se denomina conceptual. Busco una coherencia temática en cada pieza. Se podría decir que trabajo por proyectos, los planifico y boceteo en unos blogs, después todo esto influye en los materiales, imágenes, colores o soportes que utilizaré finalmente. Sin embargo, otras veces es al contrario, experimentar con una mancha de color o unas imágenes sobre otras me llevan a no querer contar nada y sencillamente dejarme llevar.
Disfruto mucho del ir llegando. Los tiempos, los ritmos, ya son otra cosa, puesto que el hecho de tener que compaginarlo con la docencia hace que no pueda ser lo metódica que me gustaría y, en este sentido, me considero bastante anárquica.
Se identifica más con la técnica analógica y el resultado final de sus obras es realmente elegante y muy depurado, ¿no ha pensado también en utilizar lo digital?
Prefiero una experiencia directa y emotiva con los materiales, esto sólo lo consigo de forma manual. Para mí tiene un valor añadido, a la vez que me enfrento a las restricciones respecto a las múltiples posibilidades de lo digital. Me gustan los retos. Utilizo ilustraciones de revistas vintage y otros materiales impresos que recorto con bisturí y tijeras de diversos tamaños. El poder tocarlas, olerlas y sentir la textura de las mismas no te lo ofrece lo digital.
Cortar es un acto muy meditativo y hay que tener un pulso firme; pegar requiere toda la atención en el proceso y para esto soy muy meticulosa. No es que pretenda evitar que se note la intervención manual, es que me gusta ese acabado limpio, evitar rasguños no deseados.
Cada material también tiene un concepto. Igual que el uso que aporta con el color en las piezas o la ausencia del mismo, el tema de los materiales ha ido variando, descubriéndolos. Así como las texturas. Investiga soportes diversos, evoluciona en cuanto a la utilización de los mismos, no se conforma con lo de siempre al igual que evoluciona su forma de mirar el mundo…
No suelo ser rígida en mi manera de enfrentarme al collage. Soy bastante inquieta y me reinvento constantemente. De momento no soy de explotar al máximo una misma fórmula. Utilizo todo tipo de soportes: espejos, baldas de estanterías, vinilos musicales, nidos de pájaro… Últimamente he descubierto el metacrilato y estoy indagando en ello, respira elegancia. Me gusta comprobar cómo materiales diferentes pueden interactuar con los recortes seleccionados.
A veces recojo objetos que de forma inesperada encuentro en la calle. El otro día vi unas alas de mariposa sobre el asfalto. Esa imagen, llena de contraste, era una obra en sí misma. También adquiero revistas, fotografías antiguas en mercadillos, librerías y anticuarios. Disfruto de este peregrinaje de búsqueda, sobre todo cuando viajo.
¿Por qué la estética vintage? ¿Qué ve en ella que tanto le apasiona? ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
No se trata de nostalgia, al contrario. Disfruto revisando material vintage, volver la vista hacia aquella época es un auténtico estudio sociológico. Estoy investigando sobre ello. Es divertido leer y ver las imágenes de las noticias del momento, sobre todo de la publicidad, está llena de anuncios machistas que resultan ridículos; aunque siguen predominando, hemos ganado terreno. Sentí la necesidad de sacar a todas esas mujeres hacinadas en contextos sexistas y convertirlas en heroínas de mi tiempo. Esto junto a la estética retro, que me ha gustado desde siempre, ha terminado identificando mis composiciones.
¿Qué es eso que usted llama poema objeto?
Experimentar con diversos materiales me llevó de forma natural a la tridimensionalidad en el collage, ampliarlo a través del ensamblaje o a través de la intervención de objetos encontrados. Estamos ante una forma fronteriza entre la literatura, la poesía y el arte. Transformar objetos cotidianos en símbolos y metáforas es un juego divertidísimo que me seduce sobremanera. A menudo suele descolocar al espectador, pero activa su mirada. Lo hace cómplice a la vez que le produce esa extrañeza necesaria para despertar su imaginación. Valoro la capacidad de asombro del ser humano, como cuando éramos niños.
En una de mis exposiciones utilicé copas de cristal antiguas con objetos diversos en su interior: bombillas, soldados de juguete, un grifo sobre espejos circulares. Representaban diferentes tipos de mujer y su parte más íntima. La forma de una copa es bastante sugerente en sí misma… (risas).
El conceptualismo, el surrealismo, la figuración. El collage tiene mucho de dadaísmo. Usted utiliza la técnica del objeto intervenido que nos lleva a Duchamp. Efectivamente, Duchamp sólo puede seducirnos, no en vano fue uno de los pioneros a inicios del siglo XX. El uso de objetos que normalmente no se consideran artísticos porque no cumplen una función artística en lo cotidiano… Amplíe todo esto que refleja en su obra…
Convivimos con multitud de objetos que acaban convirtiéndose en cosas inservibles y que, de tanto verlos, dejamos de verlos. Se trata de alguna manera, de volver a dotar de sentido a esos objetos, sacarlos de su contexto utilitario, prestarles atención, dejar que se comuniquen con nosotros, desarrollar artísticamente ese diálogo y alejarnos así de un sistema materialista, que basa su economía en el consumo desmesurado y en la breve caducidad de lo adquirido. Esto es en esencia lo que caracteriza mi trabajo con el collage. Dar esa segunda oportunidad de transformación a objetos e imágenes.
Además, he sido una gran coleccionista, siguiendo los pasos de mi padre y de mi abuela Consuelo: sellos, perfumes, canicas, cromos, todo me valía. Siempre he tenido ese punto fetichista.
En la mayor parte de sus obras el mundo femenino aparece prácticamente enaltecido porque no entiende sus creaciones sin esta implicación social. Cuenta que lo hace así porque le resulta más familiar e interesante la forma de sentir de la mujer. “Pienso que esto tiene su lógica, porque soy una mujer y, además, defiendo la feminidad y me preocupa la situación discriminatoria que está viviendo en determinadas sociedades”
Tratar temas relacionados con la mujer en el arte ayuda a tener una conciencia más elevada de la misma. Romper con el silencio contenido que han provocado los clichés sexistas establecidos o indagar en la raíz de los motivos por los que la mujer ha sido castigada o infravalorada lleva a reflexiones profundas sobre el tema y puede hacer avanzar en el posicionamiento que estamos defendiendo de la misma en la sociedad actual. El arte juega un papel importante a este respecto, una misión transformadora y siempre he sido consciente de ello.
Por otra parte, desde el inicio de su trayectoria, la femineidad y los temas de género han estado presentes pero fuera de las modas… amplíe esto
La mujer, en todas sus facetas, es una constante en mis trabajos desde que empecé hace más de una década a dedicarme en profundidad al collage. Hablar de “nosotras”, posicionarnos, reivindicarnos debe estar fuera de lo que entendemos por un movimiento de moda que pierde valor en cuanto pasa. Es un trabajo serio defender la igualdad, conseguir el entendimiento y la empatía necesarios para que haya un cambio real. Me enfurece ver cómo este tema se utiliza sólo como mero marketing o se manipula, no nos beneficia.
La palabra feminismo necesitaba ser rescatada de forma que incluya al hombre y estamos en un momento complejo pero muy apropiado para el diálogo.
Le interesan temas relacionados con la crítica social, sin caer en el panfletismo publicitario. Se puede decir que es activista a este respecto…
Me interesa el mundo que me rodea, no me muestro indiferente y tengo un arma poderosa en mis manos para gritarlo. Siento una necesidad moral de mojarme, conducir, al menos, a una reflexión. Si bien es verdad que hay muchas formas de expresar las inconformidades, en mi caso, aunque el tema que trate sea desolador, lo hago con sutileza y de manera que no termine de dañar a la vista. Siempre estoy buscando la belleza. No soy de dar mítines ni adoctrinar, sólo me expreso a través de un lenguaje visual simbólico y con otro tipo de códigos.
Sus collages están cargados de una profunda reflexión mezclado de una sutil ironía. Ese equilibrio entre la ironía con el lenguaje y la elegancia es lo que marca más su trabajo, ¿qué papel juega el humor en su obra? ¿Eso se aprende o la realidad, a veces, favorece que aparezca como mecanismo de defensa?
Se puede decir que la ironía o el sarcasmo es algo que va intrínseco a la técnica del collage. Nace como una tentativa entre el azar y la ironía con Picasso y Braque en 1912. Con el Pop – Art se convierte en un lenguaje rompedor, provocador, respecto a las artes tradicionales. Es como el rock & roll en la música, todos los -ismos beben de esa idea. En mi caso, además, está buscado a propósito. Es una llamada de atención, un juego de palabras que mantiene alerta la mente. Sobre todo hay mucho de esto en los títulos que utilizo tanto de las obras como de las exposiciones.
Es historiadora del arte y artista, ¿qué fue primero, el huevo o la gallina?
Me apasiona el arte, sobre todo el arte de las Vanguardias. Me gustan los conceptos abiertos como el de contemporáneo, porque te ofrecen una libertad en la que sientes que puedes encajar y, en definitiva, es a lo que me dedico cuando hago collage.
Me considero creativa ante todo y un poco intrusa en lo que al arte visual se refiere. El salto a la práctica siempre he pensado que no fue casual, que realmente era mi vocación y al final, como dijo Emmy Hennings, “a donde dirigimos nuestros pasos voluntariamente, ahí está nuestra casa”.
Su vida tiene tantos prismas como detalles tienen sus composiciones. La poesía fue su primera forma de expresión. Estudió Historia del Arte, es profesora de música… ¿Siempre ha tenido la necesidad de crear un mundo paralelo? ¿La realidad no le es suficiente?
Esta cuestión me lleva a mi infancia. Esa fue la etapa de mi vida donde empecé a desarrollar una desbordante imaginación y una necesidad feroz de expresarme, y lo he ido haciendo de muchas maneras hasta dar con el collage. Mis padres, ambos maestros, siempre nos han facilitado la lectura en casa, soy la segunda de tres hermanas. Mi primer contacto con la poesía me vino de un libro de Miguel Hernández con ilustraciones muy tristes. Para una niña sensible y ávida en contar historias eso fue un filón, asocié la tristeza a la poesía y con 8 años en los dietarios de mi abuelo, que era viajante, empecé a desarrollar un universo poético relacionado con el drama cotidiano que luego complementé con la interpretación al piano durante mis estudios en el Conservatorio, el teatro, la danza y finalmente llegué al collage.
El artista normalmente sale del mundo real para retratarlo de otra forma, no sólo es que pueda ser insuficiente, es que se convierte en una necesidad salir de él. Se trata de la necesidad de reinventar la vida en definitiva.
Usted es profesora en Secundaria. Defiende la necesidad de asignaturas creativas como parte muy importante en la formación de nuestros jóvenes. ¿Por qué en España se apuesta tan poco por las Humanidades y las asignaturas artísticas en el Sistema Educativo?
Soy profesora en la enseñanza pública y llevo viéndolas venir desde hace unos años. Nuestro sistema político no apuesta por la cultura porque ésta genera individuos libres capaces de pensar por sí mismos y tomar sus propias decisiones. No les conviene. Esto trasciende al Sistema Educativo donde todo se estanca a conocimientos predeterminados y controlados para repetir patrones de conducta programados desde el poder dentro de un sistema capitalista. El resultado es que no hay un sistema libre de enseñanza para nuestros jóvenes donde la Música o el Arte se vean favorecidos, en pro de un sistema en el que el desarrollo de la creatividad cuenta menos que la productividad. Es alarmante e indignante, sin duda estamos viviendo un retroceso.
Creo que para entender el arte más actual hay que tener una base mínima del arte (y de la cultura en general) que nos precede… Considero que no podemos anular o evitar la historia a la hora de enfrentarnos a nuestros trabajos particulares actuales. ¿Qué opina?
Está claro, como en todo es determinante conocer la historia, tomar esa distancia para entender lo que acontece. El arte contemporáneo no se comprende sin ese bagaje previo, bien porque sea resultado del mismo o porque se creó a partir de contradecirlo, como ocurrió con las Vanguardias de principios del siglo pasado. A este respecto puedo citar a algún dadaísta desacreditando el propio arte: “Además el Arte, desde luego no existe…”, Jacques Vaché.
Por otra parte, el que dice amar el arte del pasado pero reniega del arte contemporáneo no ha terminado de entender qué es el arte… ¿No cree?
Se está perdiendo, para mi gusto, lo más interesante. Aquí entramos por otro lado en los juicios de valor. El arte es recreación de nuestro mundo, tanto interno como externo, pero también es ficción, a la cual el ser humano es tan proclive. Lo que está claro es que una obra de arte no se debe intentar traducir con un lenguaje habitual; si se puede traducir, no es arte. Y esto se da mucho a la hora de comprender el arte contemporáneo, de contextualizarlo y valorarlo. Soy la primera a la que no le gusta que le tomen el pelo en una exposición.
Precisamente, un artista o diseñador es aquel que no se casa con un estilo concreto y que es capaz de diseñar una tienda, un libro, una revista, un logotipo, etc y no caen en la tarea rígida de una función concreta… ¿qué opina?
Es necesario salir de la zona de confort, atreverse a hacer aquello que uno no controla, es lo que realmente te ayuda a evolucionar. Chillida, artista al que admiro profundamente, decía: “El artista sabe lo que hace, pero para que merezca la pena, debe saltar esta barrera y hacer lo que no sabe, y en ese momento está más allá del conocimiento”. Es decisivo para crear tu propio estilo y conferir una personalidad a tus trabajos.
Usted misma ha realizado colaboraciones aportando sus diseños para cartelería, carátulas de CDs, portadas de libros, encargos para proyectos de interiorismo, etc ¿Qué tiene entre manos últimamente?
Uno de mis collages será portada de la Antología Poética de Magdalena Camargo Lemieszek, finalista del Premio Adonais en 2015. Me hace una ilusión enorme formar parte de este proyecto. En diciembre tendrá lugar su presentación en Lorca y estoy deseando conocerla en persona, me identifico bastante con su poesía.
Este tipo de colaboraciones son muy enriquecedoras y te llevan a conocer personas con las que sueles conectar en inquietudes y sensibilidades. Al final todo suma.
Podríamos decir que el collage vive su edad de oro y proliferan los artistas que se decantan por esta disciplina.
Así es, en el panorama artístico actual el gran número de artistas dedicados a esta técnica o lo han explorado es inmenso. Provocación, frescura, surrealismo, transgresión, acompañado de una estética atractiva, hacen de esta forma de expresión algo que no para de reinventarse.
Lo cual nos demuestra cuán inspirador y relevante es en la actualidad, trascendiendo incluso ser un arte menor de corta-pega. El hecho de ser un lenguaje que acerca el arte a la calle, lejos del arte tradicional más elitista, hace que la gente se identifique más con él y por ello que rápidamente haya invadido la publicidad, el diseño gráfico o la moda.
¿Qué busca más en el arte y qué le satisface, le hace feliz, tras confirmar ese encuentro?
Amo el Arte, me conecta con los sentimientos y soy muy emocional. Es vital para mí ese contacto. Me hace inmensamente feliz, tanto descubrirlo como expresarme a través de las posibilidades que me ofrece. He aprendido a encontrar sin buscar, disfrutar del efecto sorpresa, me apasiona.
Hay personas que no lo consideran un trabajo, se equivocan absolutamente. Es un sacrificio que requiere mucha dedicación, tiempo que no das a otras parcelas. Todos los frutos que he recogido estos años me vienen dados de un trabajo enorme e individual. Siempre estoy agradecida con todas esas puertas que me han ido abriendo y reconociendo.
Hablar de creatividad implica hablar de inspiración. ¿Dónde suele encontrarla?
Con una mirada predispuesta todo puede resultar inspirador: una escena cotidiana, un olor, una melodía. Pero esta es una inspiración más sensorial, como el color de un atardecer o una pared desconchada paseando por una ciudad. Luego está la inspiración mental, me refiero entonces a temas que llegan a ti de alguna forma, ya sea a través de un libro, escuchar una conversación, la actualidad social que nos rodea y terminas por investigar. También en la fotografía y el cine, soy muy visual, me inspira una imagen sugerente.
La he escuchado en alguna ocasión decir que no le gusta pensar que lo que hace es un producto.
Precisamente lo que considero mágico en mis piezas es el hecho de la unicidad. En muchas de ellas cuento historias con trozos de papel que tienen una historia propia a su vez, y son irrepetibles. Me refiero a cuando utilizo revistas de más de 100 años o cuando he utilizado objetos que son auténticas antigüedades. En general, al trabajar de forma manual y hacer cada pieza única y original, mis obras quedan lejos de la producción en serie, de ese mercantilismo que he criticado anteriormente y que consume, nunca mejor dicho, a la sociedad actual. Por otro lado, me gusta llegar a la gente y de alguna colección he hecho reproducciones digitales en alta calidad.
Tiene una agenda casi como las cantantes de ópera. Ya tiene cerradas varias exposiciones y trabajos. Cuénteme aquella del barrio de las Letras de Madrid, e1 28 de marzo, en la Galería Modus operandi: Hand Motif.
¡Lo cierto es que llevo ritmo! Desde hace un año estoy trabajando en este proyecto. Es una apuesta muy personal relacionada con la crítica social y la reflexión sobre las conductas del ser humano. Quiero conseguir que cada pieza transmita una sonoridad disonante, como el acorde de Tristán de Wagner que inició el atonalismo y la imagen de una mano será el leitmotiv. Además, me acompañará la gran experiencia de Pedro López Morales, que será el comisario de la misma.
Se muestra apasionada con otra exposición que prepara en el Museo SiyÂsa de Cieza, su tierra además. Esta va sobre kintsugi. Esa delicada técnica japonesa de arreglar piezas rotas de porcelana. Hábleme de ello…
Me hace feliz volver a exponer en Cieza y con esta temática. Llegué al Kintsugi de forma casual, leyendo una revista hace unos años, y me fascinó. Las piezas en las que estoy trabajando van a suponer una gran metáfora sobre la reconstrucción y deconstrucción emocional. Para ello utilizaré el collage con diversos materiales: papel, metacrilato, acrílico, entre otros. En esta ocasión la labor de comisariado vendrá de la mano de Pablo Sandoval. Se inaugura el 3 de abril de 2020.
Hábleme de sus referentes
Como comentaba anteriormente, he sido muy autodidacta e intuitiva, he ido mucho por libre. Si bien es cierto que siento admiración por determinadas artistas que fueron capaces de romper moldes en una época donde ser mujer y artista no era nada fácil. Dentro del dadá y el surrealismo Hannah Höch, Leonora Carrington o Emmy Hennings. Otros referentes importantes para mí, desde los comienzos, han sido Josep Renau y sus fantásticos fotomontajes, Joan Brossa, Chema Madoz o Carmen Calvo Sáenz.
¿Qué es lo más extravagante que le gustaría crear con un collage?
Cuando pienso en mis collages no los asocio al término extravagante, más bien a lo sutil, íntimo y delicado. De momento no me he propuesto lo contrario.
¿Qué consejo o enseñanza no ha olvidado jamás?
Me acuerdo de una frase de mi madre, “disfruta y sé feliz”. Es una frase sencilla, pero me devuelve el entusiasmo y me resitúa.
Por: Nieves B. Jiménez
Fotografía: Julia Lomo
17/11/2019
Fuente original de la noticia:
https://www.fronterad.com/deconstruyendo-el-cuestionario-proust-miriam-martinez-abellan/